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Ministerio de Cultura

13 de junio: Día del Escritor y la Escritora

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La fecha se celebra en homenaje al nacimiento del escritor argentino Leopoldo Lugones, en 1874. En esta nota, un repaso por una vida y una obra marcada por la búsqueda de una lengua nacional.

Publicado el 13 de junio de 2021 – Ministerio de Cultura

“El árbol duerme aún en la semilla. / Mas la semilla en lo hondo del porvenir vegeta./ De ella surgirá este átomo, este sol: ¡Un poeta! /¿Un poeta? Es preciso. Dios no trabaja en vano.” Estos versos de Leopoldo Lugones -incluidos en uno de sus primero libros, Las montañas de oro (1897)- son un ejemplo del valor que para él tenían los escritores en la construcción de una identidad nacional y el futuro del país. Es esa idea motriz lo que marcó su obra y lo llevó a ser uno de los fundadores de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), que presidió, junto a Horacio Quiroga como vice, entre 1928 y 1932.

Lugones nació el 13 de junio de 1874 en Villa María del Río Seco, Córdoba y se suicidó el 18 de febrero de1938 en un hotel del Tigre. Fue la SADE la que estableció la fecha de su nacimiento como el Día del Escritor en la Argentina.

En la foto, de pie. Horacio Quiroga, Samuel Glusberg, Leopoldo Lugones y Arturo Cancela; sentados: Baldomero Ferández Moreno, Alberto Gerchunoff y Roberto F. Giusti. (1928). Fuente: wikimedia.

Poeta, narrador, bibliotecario, pedagogo y ensayista, en su obra forjó de hecho una vanguardia literaria que rompió con la herencia hispanista y sentó así las bases de un literatura moderna, siempre en la búsqueda de una lengua propia para nuestro país.

Admirador de Rubén Darío, fue autor de una treintena de libros, entre ellos, Los crepúsculos del jardín, Las fuerzas extrañas, Las horas doradas y La guerra gaucha, que fue llevada al cine en 1942 por Lucas Demare.

Para Lugones, el rol del escritor estaba unido al destino de su país y por lo tanto, debía ser parte de su acción política. Admirador de las bibliotecas populares (contaba anécdotas sobre cómo lo marcó la biblioteca de su pueblo), dirigió hasta su muerte la Biblioteca Nacional de Maestros y contribuyó a diseñar una reforma para la educación secundaria argentina.

Afiche del filme “La Guerra Gaucha” (1942).

Al mismo tiempo, algunos de sus ensayos se constituyeron en hitos de la cultura argentina. Las conferencias que brindó en el teatro Odeón sobre el Martín Fierro, en las que comparaba al guacho con la épica homérica, tienen mucho que ver en su constitución como “libro nacional”.

A pesar de ser considerado un poeta moderno, fue crítico de las vanguardias literarias de principios del siglo XX lo que lo enfrentó al grupo de literatos que participaba de la revista Martín Fierro, entre ellos, Oliverio Girongo, Norah Lange, Leopoldo Marechal y Jorge Luis Borges.

Sin embargo, fue precisamente Borges quien luego de su muerte lo definió como “el máximo escritor argentino”. “Lugones encarnó en grado heroico las cualidades de nuestra literatura, buenas y malas. Por un lado, el goce verbal, la música instintiva, la facultad de comprender y reproducir cualquier artificio; por otro, cierta indiferencia esencial, la posibilidad de encarar un tema desde diversos ángulos, de usarlo para la exaltación o para la burla”, escribió en un texto de 1963.

Pensador autoritario

Lugones fue parte de las contradicciones de una época que vio nacer el voto universal en nuestro país, en 1912, y que, a su vez, permitió el Golpe de Estado de 1930. Socialista en su juventud, fue acercando progresivamente sus ideas al nacionalismo hasta el punto de revindicar el golpe de estado del general José Félix Uriburu Uriburu contra Hipólito Yrigoyen.

“Ha sonado otra vez, para bien del mundo, la hora de la espada… Pacifismo, colectivismo, democracia, son sinónimos de la misma vacante que el destino ofrece al jefe predestinado, es decir, al hombre que manda por su derecho de mejor, con o sin ley, porque esta, como expresión de potencia, confúndese con su voluntad. (…) El ejército es la última aristocracia, vale decir la última posibilidad de organización jerárquica que nos resta entre la disolución demagógica”, expresó sobre el gobierno de Uriburú.

Para la investigadora María Pía López este proceso en Lugones es una reacción al ascenso plebeyo que significa para él el Yrigoyenismo: “Con los entusiasmos que le despierta claramente el ascenso del fascismo, en los años 20 en Italia, creo que lo que une al primero y al último Lugones es esta idea de que hay algo que caracteriza a las sociedades, que tiene que ver con la armonía. Esa armonía no debe ser anárquica, sino responder a principios jerárquicos. Eso, en términos políticos, es contrario a las lógicas de la democracia plebeya”.

Esas ideas, junto con su trágico final, lo convirtieron en un escritor muy criticado hasta la recuperación que hizo Borges. Lunario sentimental (1909) es tal vez su poemario más conocido, en el que buscó abordar un tema clásico de la literatura romántica para darle nueva forma con metáforas que buscaban constituir una lengua propia. Dijo allí sobre el poeta y la luna:

“Sobre la diplomática blancura / De tu faz, interpreta / Sus sueños el poeta, / Sus cuitas la romántica criatura / Que suspira algún trágico evento”.Fuentes: www.sade.org.ar / filosofia.org / www.bnm.me.gov.ar

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