Ministerio de Cultura
María Luisa Bemberg: se hace camino al andar
Celebramos la vida y la obra de la realizadora y guionista argentina, que desafió los estrictos mandatos de su época y le abrió camino a decenas de mujeres cineastas en nuestro país. Además, su amor por la colección de arte rioplatense que donó el Museo Nacional de Bellas Artes.
Publicado en abril de 2024 – Capital Humano / Cultura / Cine
No hay mejor palabra para definir a María Luisa Bemberg que “precursora”. Su enorme e intensa carrera como guionista y directora de cine le abrió paso a una nueva generación de mujeres cineastas argentinas, que hoy brilla en salas y festivales internacionales.
En tan solo 12 años, y luego de incursionar como empresaria teatral, “la Bemberg” realizó y produjo ella misma seis bellos filmes y dos cortos que pusieron en el centro la situación de la mujer. Entre ellos, Yo la peor de todas (1990), Miss Mary (1986), y Camila (1984) que, con la actuación de Susú Pecoraro e Imanol Arias, fue la segunda película argentina en recibir una nominación como Mejor Película Extranjera en los Premios Oscar. La única realizada por una mujer.
Una educación para señoritas
María Luisa nació el 14 de abril de 1922 en Buenos Aires en el seno de una de las familias con más abolengo de la Argentina. Los Bemberg eran los propietarios de la tradicional Cervecería Quilmes, fundada por el patriarca Otto Bemberg, de origen alemán.
Como correspondía al canon de clase y de la época, la cineasta recibió de pequeña una estricta educación en casa, con institutrices extranjeras. A sus 22 años, se casó con el arquitecto Carlos María Miguens y tuvo cuatro hijos. Diez años más tarde se divorció. “Creo que las mujeres, especialmente de mi generación, heredan la vida -la de la madre, la de la abuela-, sin plantearse la angustiosa pregunta de para qué vivo, para qué estoy”, aseguró más adelante la realizadora.
Su primer acercamiento al mundo del espectáculo fue a través del teatro. Inspirada por el cine de Ingmar Bergman, la Nouvelle vague francesa e italiana, y la obra del escritor Julio Cortázar, María Luisa comenzó su carrera como empresaria de espectáculos teatrales en 1959. Junto con Catalina Wolff, fundó el Teatro del Globo.
De la producción teatral a la realización cinematográfica
Durante los años setenta, empezó a escribir libros cinematográficos: el primero fue Crónica de una señora (1971), con Raúl de la Torre como director, sobre la vida de una joven esposa de clase alta, protagonizada por Graciela Borges.Fernando Ayala fue el encargado de llevar a la pantalla su segundo guion, Triángulo de cuatro (1975), por el que Bemberg obtuvo su primer premio como guionista.
Sin embargo, Bemberg no se quedó conforme con la materialización fílmica de sus libros, muchas veces historias centradas en la vida de mujeres que se salen de la norma. En 1981, a los 58 años, se asoció con la productora Lita Stantic y dirigió su primer largometraje, Momentos. A pesar de la censura imperante durante la última dictadura cívico-militar argentina (1976-1983), María Luisa persistió en su lucha por discutir el rol tradicional de la mujer. “Todas mis protagonistas son mujeres que de alguna manera intentan salir del molde y vivir de forma autónoma, a algunas les va mejor que a otras”, explicó.
Señora de nadie (1982), su segundo largo, en el que participaron Luisina Brando, Rodolfo Ranni y Julio Chávez, como elenco protagónico, fue una oportunidad para desmitificar el mandato del matrimonio feliz y con hijos . Una vez más, Bemberg recibió premios en los festivales de cine de Taormina y Panamá.
Si bien ya había iniciado un camino de consagración como directora de cine, Camila (1984), su tercera película, fue de las más populares y recordadas de toda su carrera. Basada en un hecho real de la historia argentina, el filme narra la historia de amor entre Camila O’Gorman y el sacerdote Ladislao Gutiérrez durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas. El hostigamiento y la persecución que sufrieron los amantes por parte del Estado, la Iglesia y la familia es una historia que muchos quisieron contar pero que solo la Bemberg logró realizar con convicción. La película, protagonizada por Susú Pecoraro,el español Imanol Arias y Héctor Alterio, fue nominada al Premio Oscar como Mejor Película Extranjera. “Hay un contenido que está latente en todas mis películas, que es el tema de la libertad”, definió en su momento.
Luego, llegaron sus últimas tres películas en las que demuestra una gran influencia literaria: Miss Mary (1986), protagonizada por la británica nacida en la India, Julie Christie, que toma como punto de partida El vestido color aceituna, de Silvina Ocampo. Por este filme obtuvo galardones en los festivales de cine de Tokio y de Venecia; Yo, la peor de todas (1990), inspirada en el ensayo de Octavio Paz, Sor Juana o las trampas de la fe, fue protagonizada por Assumpta Serna, Dominique Sanda y Héctor Alterio; y De eso no se habla (1994) -la única película que no contó como productora a Stantic- está basada en el cuento homónimo de Julio Llinás y fue protagonizada por el eterno enamorado Marcello Mastroianni y Luisina Brando, en el papel de una madre que por amor termina en el autoritarismo y la represión.
Bemberg demostró una coherencia ideológica y estética que se mantuvo a lo largo de su filmografía. Cuando empezó a filmar solo había entre un 5% y un 7% de mujeres cineastas; más del 90% eran varones. “María Luisa fue una pionera, una mujer valiente que abrió caminos en un mundo dominado por hombres.”, la definió Stantic en más de una oportunidad.
“Sabía que si mi película salía mal no iban a decir ‘¡qué bestia la Bemberg!’, sino ‘¿no ven que las mujeres no sirven para hacer cine?’, y ahí caerían en la volteada millones de mujeres inocentes”, explicó sobre el principal desafío al iniciar su carrera. Falleció el 22 de mayo de 1995.
Pasión por el arte de acá
Hay un costado poco conocido de María Luisa Bemberg y es el de coleccionista. Uno de sus últimos deseos fue donar su extraordinaria colección de arte rioplatense al Museo Nacional de Bellas Artes para disfrute de todos.
Según la crítica de arte Alicia de Arteaga, Bemberg inició la colección diez años antes de comenzar a filmar. Se había criado en una familia de coleccionistas: su padre compraba pintura academicista; su tío, arte impresionista, y su hermano George formó una pinacoteca importante que donó al Museo de Toulouse, en Francia. El primer cuadro que compró María Luisa fue Cebando la pava, un cuadro costumbrista de Pedro Figari.
En 1995, la cineasta cedió al Museo su colección privada de 27 obras de arte rioplatense. Así, piezas de Emilio Pettoruti, Joaquín Torres García, Xul Solar, Rafael Barradas, Alicia Penalba y Pedro Figari integran hoy el patrimonio público.
Este conjunto, que era parte de su entorno doméstico, se desarrolla a partir de dos ejes: Buenos Aires y Montevideo, centros receptores de las estéticas de vanguardia, por medio de la producción de estos seis artistas formados en Francia, Italia y España. Las piezas se exhiben en el primer piso del Museo, en la sala que lleva su apellido.
En abril, el Museo Nacional de Bellas Artes organiza visitas guiadas especiales por la Sala Bemberg, los días martes 16, 23 y 30 a las 13 h. Entrada gratuita.