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Susan Sontag, una intelectual que dejó como legado la libertad de pensamiento
Autora de una obra tan influyente como multidisciplinaria, cumpliría hoy 89 años. En esta nota compartimos un recorrido por su vida, sus libros y películas junto con una entrevista a la escritora Luisa Valenzuela, con quien tuvo una profunda amistad.
Publicado el domingo 16 de enero de 2022 . Ministerio de Cultura
Susan Lee Rosenblatt nació el 16 de enero de 1933 en la ciudad de Nueva York. Su padre falleció cuando ella tenía cinco años. Más tarde, Susan y su hermana Judith adoptarían el apellido de su padrastro, Sontag. Tras su muerte la familia vivió en Tucson (Arizona) y en la ciudad de Los Angeles (California). Su madre, Mildred Jacobsen era alcohólica, motivo que llevó a Susan a refugiarse en la lectura. Su educación secundaria fue en el North Hollywood High School.
Estudió en las universidades Berkeley y de Chicago. A los 17 años contrajo matrimonio con quien fue su profesor de Sociología, Phillip Rieff. En 1952 nació su hijo David. Con su titulación de Letras se mudó a Boston donde continuó estudiando en la Universidad de Harvard, donde obtendría su doctorado en 1957. Se divorció en 1958.
Con 24 años continuó estudiando, esta vez en la Universidad de La Sorbona, donde mantuvo una relación con la modelo y escritora Harriet Sohmers Zwerling. Al regresar a Estados Unidos se dedicó a la docencia literaria. En 1964, el primer año en que los judíos fueron admitidos sin restricciones, comenzó a dictar clases en la Universidad de Columbia.
Escribió para varias publicaciones, entre ellas Harper’s Bazaar, The Partisan´s Review y The New York Review. Contra la interpretación, publicado en 1968, es la compilación de estos artículos. Estilos radicales, publicado en 1985 está compuesto por ensayos sobre el cine de Godard y Bergman, pasando por el tratamiento de la imagen pornográfica y la política de la guerra de Vietnam.
Los escritos de Sontag también se enfocaron en el análisis de la cultura de masas de los Estados Unidos, convirtiéndose en una intelectual líder de opinión comprometida con la realidad circundante. Si bien la mayor parte de sus escritos está compuesto por ensayos, también escribió novelas y cuentos, intercalando estos géneros a lo largo de los años.
Crédito: Emily Phoenix.
Las guerras
Como periodista, Sontag pasó tiempo en Vietnam durante la guerra después de haber publicado su segunda novela. Viaje a Hanoi es el diario que escribió durante su estadía manifestando sus impresiones sobre el conflicto bélico. A partir de ese momento y durante los años subsiguientes, Sontag radicalizó su postura respecto de las guerras y se pronunció en contra de las decisiones del gobierno de su país y a favor del cumplimiento de los Derechos Humanos. En la ciudad de Sarajevo realizó durante la guerra de Bosnia una puesta de la obra de Samuel Beckett, Esperando a Godot.
“Creo que el siglo XX empezó en Sarajevo, y que en el siglo XXI también comienza aquí. Ha sido un siglo breve. La Primera Guerra Mundial se inició en esta ciudad”. (El País Cultura. Sontag, 24/07/1993).
El cine
Sontag fue guionista y directora de las películas Dueto para caníbales (1969) y Hermano Carl (1971), ambas realizadas en Suecia. Dirigió además el documental Tierras prometidas (1974), filmado en Israel el año anterior durante los últimos días y el período posterior a la Guerra de Yom Kippur. Su última experiencia audiovisual fue Unguided Tour AKA Letter from Venice (1983), un episodio para el ciclo de la televisión pública italiana basado en un cuento corto homónimo de su autoría sobre la ruptura de una pareja.
“(…) La parte esencial de mi amor por el cine consiste en ver una y otra vez las películas importantes. Hay películas que he visto quince, veinte veces, y espero seguir viéndolas el resto de mi vida. El cine, para mí, no está ligado a la nostalgia. Es parte de mi presente”. (Susan Sontag. Pasión por el cine: Conversación con Susan Sontag. Entrevista con Vicente Molina Foix en Letras Libres, 31/01/2004).
Fuente: Farenheit Magazine.
Las enfermedades
A mediados de los años setenta Sontag recibió su primer diagnóstico de cáncer, la enfermedad contra la que lucharía en diferentes etapas durante toda su vida. En 1975 batalló contra el cáncer de mama sometiéndose a un tratamiento experimental e invasivo. En 1998 la autora venció un cáncer uterino y en 2004 enfermó de leucemia.
Escribió La enfermedad y sus metáforas en 1978, un ensayo centrado en la tuberculosis y el cáncer. Diez años después publicó como continuación El sida y sus metáforas. Las reflexiones de la autora en torno a estas dos enfermedades de origen aún desconocido son acerca de los mitos alrededor de las mismas, generalmente asociadas a cuestiones sociales y psicológicas.
“Todas las teorías que atribuyen las enfermedades a los estados de ánimo y su cura a la mera fuerza de voluntad son síntoma de lo poco que se conoce del terreno físico de la patología”. (Susan Sontag, La enfermedad y sus metáforas, 1977).
Crédito: Antony Peattie.
De todas sus relaciones amorosas, la que mantuvo con la fotógrafa de moda Annie Leibovitz de 1989 hasta su muerte en 2004, fue una de las más significativas aunque nunca se definieron como pareja.
Algunas lecturas clave para entender su obra
Sobre la fotografía, publicado en 1977, es de manera indiscutida una de sus obras ensayísticas más relevantes para comprender la historia de la fotografía en el cual Sontag realiza un recorrido crítico sobre cómo las imágenes afectan nuestro modo de ver el mundo.
Pasaron veintiséis años en los que la autora continuó con su análisis de la imagen y cómo esta afecta al ser humano. En Ante el dolor de los demás, publicado en 2003, estudia la representación documental del sufrimiento generado por las guerras y la violencia.
“La conciencia del sufrimiento que se acumula en un selecto conjunto de guerras sucedidas en otras partes es algo construido. Sobre todo por la forma en que lo registran las cámaras, resplandece, lo comparten muchas personas y desaparece de la vista”. (S. Sontag, Ante el dolor de los demás, 2003).
La obra de Sontag se completa con una gran cantidad de publicaciones póstumas como Susan Sontag: El poder de la palabra, selección de ensayos hecha por Carlos Ortega (2004); Al mismo tiempo. Ensayos y conferencias (2007); Renacida. Diarios tempranos (2011); La conciencia uncida a la carne. Diarios de madurez 1964-1980 (2014).
Crédito: Emilia Gutiérrez.
Galardones y reconocimientos
Susan Sontag fue miembro de la Academia Americana de las Letras desde finales de los años setenta. En 1994 recibió el Premio de Cultura de la Fundación Montblanc por su labor en Sarajevo donde impartió clases de cine y desarrolló proyectos pedagógicos. En 2000 ganó el National Book Award estadounidense en la categoría de ficción por En América.
En 2001, recibió el Premio Jerusalén de Literatura. En el 2003, el Premio Príncipe de Asturias y fue la séptima mujer en ser laureada con el Premio de la Paz de la Asociación de Libreros Alemanes en 2003.
Fuente: Britannica.
Su legado
“Tal vez su trabajo sobre el concepto de camp sea uno de sus aportes más perdurables, pero toda su filosofía es fundamental para la comprensión de la cultura actual y el modo en que se relacionaron a partir de la segunda mitad del siglo XX arte y entretenimiento”.
(Tamara Tenenbaum, 20 escritoras que tenemos que seguir leyendo. Infobae, 8 de Marzo de 2018).“Luego de haber leído con más profundidad sus ensayos, pero aún con el mismo sentimiento “entre admiración y frustada extranjera”, tiendo a pensar que el motivo de la multidisciplinareidad en su obra, se trata de una decisión plenamente sontagiana: basada en la fuerte convicción de que la teoría no puede hacerse de una sola manera, y que por lo tanto requiere múltiples soportes, incluyéndose a ella como uno más, quizás el principal”.
(Melina Alexia Varnavoglou, Contra toda interpretación: Susan Sontag. Filosofía & Co.
Con 71 años Susan Sontag falleció de leucemia el 28 de diciembre de 2004.
“Mi lenguaje es la escritura, y no hablo de la forma como escribo. Hablar de lo que uno escribe es un nivel inferior de comunicación”.
(Sontag, El País Cultura, 26/09/1987).
Entrevista con Luisa Valenzuela
Susan Sontag, el conocido traductor Gregory Rabassa y Luisa Valenzuela, en 1983, en la celebración de la aparición de la novela de la autora argentina “The Lizard’s Tail” (“Cola de la lagartija”), en Estados Unidos. Gentileza Luisa Valenzuela.
Un día de 1980, la escritora y periodista argentina Luisa Valenzuela atendió el teléfono de su casa y alguien le dijo que Susan Sontag la había nombrado. Valenzuela pensó que era una broma. Pero no. En una librería de Londres, Sontag había encontrado el libro de la argentina Aquí pasan cosas raras y luego lo recomendó en una nota. Al poco tiempo, Valenzuela viajó a Estados Unidos y en una manifestación frente a la sede de las Naciones Unidas (ONU), conoció personalmente a Sontag. Allí empezó una profunda amistad entre ambas escritoras.
Valenzuela nació en la ciudad de Buenos Aires el 26 de noviembre de 1938. Vivió varios años en París y Nueva York, y tuvo largas estancias en Barcelona y México. Lleva publicados más de 30 libros, entre novelas, volúmenes de cuentos, microrrelatos y ensayos. Su obra fue editada en más de 17 países de América, Europa, Asia y Oceanía, y traducida al inglés, francés, alemán, holandés, italiano, portugués, serbio, coreano, japonés y árabe. En 2019, se convirtió en la primera mujer en recibir el Premio Carlos Fuentes a la Creación Literaria en Idioma Español.
En esta entrevista, Valenzuela habla sobre la vida pública y privada de Sontag, su obra y su pensamiento.
-Usted fue amiga de Susan Sontag, ¿cómo surgió esa amistad?
-La conocí a fines de 1980, fue muy emocionante. Lamento que suene pretencioso, pero Susan me había mencionado en el New York Times como uno de cuatro autores de literatura universal que le interesaban, por eso cuando al poco tiempo la encontré en Nueva York no pude menos que acercarme a agradecerle. Fue durante una marcha frente a la embajada de Guatemala en Naciones Unidas donde reclamábamos por la vida de la escritora Alaíde Foppa, recientemente desaparecida en su país. Susan siempre tuvo una visión muy política de la vida y abrazó las causas nobles. Sobran los ejemplos. Yo vivía en Nueva York en ese entonces, y a partir de ahí empezamos a frecuentarnos cada vez más seguido. Susan me abrió con enorme generosidad las puertas de la inteligencia neoyorquina, nos hicimos muy amigas, hablábamos mucho de la asombrosa experiencia de la creatividad, ella llegó a decir que solo conmigo profundizaba el tema de la cocina literaria. En verdad Susan soñaba con que se la considerara novelista, autora de ficción más que ensayista, si bien sus ensayos eran de un brillo, una erudición y una inteligencia inigualables.
-¿Cómo era ella a nivel personal? ¿Era muy distinta de su figura pública?
-Sí y no. Su ingenio, su pensamiento ecléctico y tan vívido afloraba hasta en los momentos más distendidos. Yo creo que Borges y Sontag fueron los intelectuales más lúcidos que conocí, se los escuchaba pensar, solo que con Susan se podía perfectamente mantener un diálogo. Ella podía ser muy exigente con su interlocutor/a, y eso amedrentaba hasta que te dabas cuenta que igual exigencia se imponía a sí misma. No era feliz por eso, en el fondo era un ser muy sensible, de una entrañable fragilidad secreta. Pero lo ocultaba bien y fue muy golpeada por eso mismo, sobre todo por sus biógrafos como Benjamin Moser que pretenden saberlo todo sobre ella y se limitan a los chismes.
Fuente: Revista Otra Parte.
-Leí que ella la acercó al New York Institute for the Humanities, ¿qué significó esto para usted?
-Ese fue uno de los enormes regalos que Susan me hizo. Me invitó a lo que fue quizá el mayor think tank de la época, con grandes personalidades de todas las disciplinas, premios Nobel, lo que quieras. Me nombraron fellow gracias a ella, en un momento Jerome Bruner que era un genio, presidente en ese entonces del Institute, me puso a cargo de la programación. Por suerte todos aportaban ideas, a cual más brillante. Nos reuníamos a almorzar todos los viernes, alguien daba una charla sobre su trabajo o investigación del momento, todos debatían a un nivel escalofriante y a la vez cómplice.
También me llevó a su editorial maravillosa, Farrar Straus and Giroux, donde me publicaron la traducción de mi novela Cola de lagartija. Hasta el día de hoy lamento que para el siguiente libro mi agente de entonces me hizo cambiar de editorial, pero Susan siempre estuvo de mi lado, fue una amiga fiel y constante.
-¿Qué es lo distintivo de la obra de Susan Sontag?
-El pensamiento siempre original, de una erudición pasmosa pero para nada pesada, deslumbrante. Lograba echar luz sobre las zonas de sombras, los aspectos más ocultos de los temas a tratar. Nos revela lo que está allí y no lo habíamos notado. Y con una escritura de gran elegancia y fluidez. Susan decía que en un ensayo, cada párrafo debía presentar una idea nueva. Y lo lograba.
-¿Tiene algún libro preferido de ella?
-Muchos: Bajo el signo de Saturno, que nos da a conocer en profundidad grandes pensadores como Walter Benjamin que era uno de sus favoritos; su vieja novela Estuche de muerte que tanto me deslumbró al leerla mucho antes de conocer a su autor y aún sigo recordando; la mucho más reciente novela El amante del volcán cuya génesis seguí casi paso a paso en nuestras charlas (siempre dijimos que deberíamos grabarlas para un libro, pero nunca llegamos a hacerlo).
Fuente: NY Times.
-¿Qué le recomendaría a alguien para empezar a conocer la obra de Susan Sontag?
-Recomiendo todo, que se la lea al azar; alimenta las búsquedas, el interés por los temas más inesperados, el pensamiento lateral. Hay un Reader que compila una rica selección de sus trabajos, no sé si ha sido traducido. Sus Notas sobre camp fueron muy comentadas pocos años atrás, hoy convendría releer El sida y sus metáforas donde trabaja a fondo el tema de la plaga y los estigmas que rodean a las categorizaciones burdas. Y también, si se animan, ese conmovedor libro titulado Un mar de muerte donde su hijo, el autor David Rieff, narra los últimos meses de Susan atacada por un cáncer terminal (recordemos La enfermedad y sus metáforas) y su lucha desesperada por mantenerse en vida para poder culminar su obra.
Fuentes consultadas: DW, La Vanguardia, El País, IMDB, Infobae, Filosofía & Co, Letras Libres, Revista Ñ, Casa de América, El Español, Experiencia Leamos, Sontag film, Página/12, web oficial Luisa Valenzuela.
Sobre la fotografía, Ante el dolor de los demás, Estilos radicales.
Imagen de portada: Jean-Regis / RoustonRoger Viollet / Getty.